Las democracias contemporáneas tienen frente a si nuevos y constantes retos. El objetivo de este trabajo es revisar uno de los nuevos retos que enfrenta la democracia: el del dinero y su relación con las campañas electorales. Decimos que es nuevo porque en los últimos veinte años los medios de comunicación, específicamente la televisión, han cobrado tal relevancia que tienen la capacidad de determinar y condicionar el acontecer político. De modo que la competencia electoral ocurre básicamente en el espacio de los medios de comunicación privados, porque es en ellos en los que existe la posibilidad de llegar a audiencias masivas. Ello obliga a que los partidos políticos en sus estrategias de campaña electoral se concentren en difundir su propaganda en la televisión, lo que implica destinar una parte muy importante de sus recursos para pagar este tipo de campaña. Se trata de un gasto que es necesario financiar, que crece en cada elección y para el que siempre resulta limitado el financiamiento público.
Mencionamos también que existen retos constantes. Como consecuencia de las características que adopta la comunicación política difundida por televisión, se presenta un problema evidente que, en gran medida, cuestiona la capacidad de una elección para elegir verdaderos representantes. El armado institucional de los regímenes democráticos supone que, una vez garantizadas las condiciones elementales de libertad, los ciudadanos conocen, evalúan y selec... leer más
Las democracias contemporáneas tienen frente a si nuevos y constantes retos. El objetivo de este trabajo es revisar uno de los nuevos retos que enfrenta la democracia: el del dinero y su relación con las campañas electorales. Decimos que es nuevo porque en los últimos veinte años los medios de comunicación, específicamente la televisión, han cobrado tal relevancia que tienen la capacidad de determinar y condicionar el acontecer político. De modo que la competencia electoral ocurre básicamente en el espacio de los medios de comunicación privados, porque es en ellos en los que existe la posibilidad de llegar a audiencias masivas. Ello obliga a que los partidos políticos en sus estrategias de campaña electoral se concentren en difundir su propaganda en la televisión, lo que implica destinar una parte muy importante de sus recursos para pagar este tipo de campaña. Se trata de un gasto que es necesario financiar, que crece en cada elección y para el que siempre resulta limitado el financiamiento público.
Mencionamos también que existen retos constantes. Como consecuencia de las características que adopta la comunicación política difundida por televisión, se presenta un problema evidente que, en gran medida, cuestiona la capacidad de una elección para elegir verdaderos representantes. El armado institucional de los regímenes democráticos supone que, una vez garantizadas las condiciones elementales de libertad, los ciudadanos conocen, evalúan y seleccionan la opción política que consideran que mejor representa sus intereses. El cumplimiento de este supuesto requiere de importantes cantidades de información que los partidos políticos ponen a disposición de los electores con sus campañas electorales. Sin embargo, las características de la propaganda política difundida por televisión hacen prácticamente imposible que se cumpla con este supuesto.
La hipótesis fundamental de este trabajo es que la competencia electoral que se desarrolla y resuelve a través de la televisión, entorpece tanto el cumplimiento del principio de equidad en la competencia electoral, como el principio de que la información disponible sea adecuada para que los ciudadanos tomen decisiones.
Sostenemos que en el diseño institucional de los procesos electorales de México, las campañas electorales difundidas por televisión vulneran el principio de equidad en la competencia por tres razones. Una, porque frente el interés de competir por los votos pagando espacios en la televisión, que es por definición el medio de comunicación de mayor costo, los partidos políticos tienen poderosos incentivos para buscar fuentes de financiamiento privado. Estas fuentes privadas se busca que aporten cantidades importantes de dinero, lo que necesariamente implica compromisos distintos a los desarrollados en las propias campañas, para estar en condiciones de destinar mayores recursos al pago de espacios comerciales en las televisoras.
Dos, porque existe un espacio prácticamente ilimitado para la discrecionalidad de las televisoras, ya que bajo la fachada de "paquetes", 'promociones" y "bonificaciones" pueden otorgar precios diferenciados a cada uno de los partidos políticos. En los hechos los precios de las televisoras son determinados por su preferencia política. Esta situación vulnera el principio de equidad, porque es perfectamente posible que las televisoras otorguen un precio diferenciado a cada uno de los partidos políticos en función de sus preferencias.
La preferencia de las televisoras privadas tiene un doble efecto en los sistemas democráticos. Al tiempo que ubica al partido de sus preferencias en una situación ventajosa para la competencia, cuestiona la independencia del probable gobierno de ese partido político. La libertad que las televisoras poseen para fijar el precio de sus tiempos comerciales es una fuente de inequidad en la competencia electoral, pero probablemente lo sea aún más la posibilidad de influir en los electores a través del manejo de la información en sus espacios de noticias sobre los partidos políticos.
La tercera razón es la vulnerabilidad del principio de la información disponible para la toma de decisión de los ciudadanos. En los sistemas democráticos que permiten la competencia política con la participación de las televisoras privadas, los partidos políticos adaptan sus mensajes a las características de la publicidad comercial reduciendo la difusión de su plataforma e ideología a la difusión de breves mensajes que no son más que frases sueltas y frecuentemente solo imágenes, que no transmiten información relevante para la toma de decisiones.
La exposición de nuestras consideraciones teóricas y la presentación de la evidencia con la que trabajamos se llevan a cabo en cinco capítulos. En el capítulo uno se realiza una breve revisión de la literatura que ha discutido el papel de los medios de comunicación en las democracias contemporáneas, dividiéndola en dos grandes vertientes: la democracia normativa y la democracia descriptiva. La primera nos ayuda a establecer la importancia \ necesaria presencia de la equidad y de la información para la consolidación y ampliación democrática. En este apartado discutimos los dilemas que la irrupción de la televisión le plantea a los procesos democráticos.
En el apartado que aborda la democracia descriptiva, revisamos brevemente el problema que ha sido denominado como "brecha informativa", que es considerado casi como una fatalidad de los procesos de representación. Planteamos que esta brecha informativa se amplía y profundiza con la participación de los medios de comunicación privados en la contienda electoral. También abordamos el pape! que los medios de comunicación desempeñan en el sistema político mexicano, argumentando que a los problemas '"naturales" que supone la relación entre los partidos políticos y los medios de comunicación, debe agregarse la propia evolución de la industria de las telecomunicaciones que tiende a la concentración y a la creación de monopolios internacionales, que llegan a ser más fuertes que los propios Estados-nación.
En este capítulo uno destacamos que, en el caso del sistema político mexicano, la legislación sobre los medios de comunicación no formó parte de las reformas propias del proceso de liberalización política. De modo que los medios son regulados por una legislación obsoleta, que responde a una lógica de concentración de poder y de gobiernos autoritarios.
En el capitulo dos, realizamos una revisión del diseño institucional de los partidos políticos y de los medios de comunicación. El argumento central de este capítulo es que las reformas a la legislación electoral, que buscan generar condiciones de equidad para la competencia electoral entre los partidos políticos, son resultado de la competencia política. De allí que a la aparición de una o más fuerzas políticas importantes que participan competitivamente en los procesos electorales, corresponde una reforma electoral que abre mayores posibilidades para la competencia, lo que a su vez genera mayor apertura. Por el contrario, la legislación de los medios de comunicación no formó parte de este proceso de paulatina apertura política. Se mantuvo la legislación propia de un régimen autoritario que se debilitó, al mismo tiempo que se reforzó el duopolio y, consecuentemente, la influencia de las televisoras privadas.
Para explicar el intercambio entre partidos políticos y medios de comunicación durante los procesos electorales, recuperamos el marco analítico propuesto por el neoinstitucionalismo, que plantea que las instituciones son las reglas del juego en una sociedad, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Por consiguiente, estructuran incentivos en el intercambio humano, sea éste político, social o económico (North, 1990: 13). El diseño institucional de los dos actores que integran esta investigación, nos obligó a mantener siempre presente la idea de que no obstante las reglas de juego formales, también existen conductas sociales orientadas y regidas por reglas no formales, por ejemplo la posibilidad de que los medios de comunicación bonifiquen distintas cantidades de tiempo a los partido políticos, en función únicamente de su preferencia política.
Para el desarrollo de la investigación resultó fundamental la distinción del neoinstitucionalismo entre instituciones formales e informales, cuya combinación contribuye a explicar la existencia de cálculos y estrategias cooperativas que establecen los partidos políticos y los medios de comunicación durante los procesos electorales y sus posibles efectos sobre la decisión de los electores.
En el análisis de este objeto de estudio se requiere tener en mente ambos niveles, las instituciones formales e informales, ya que existe una gran disparidad en las normas que regulan la relación entre los partidos políticos y los medios de comunicación. Por una parte, los partidos políticos norman su conducta basados en el Código Electoral de Instituciones y Procedimientos Electorales, cuyo cumplimiento es vigilado por un organismo autónomo y los medios de comunicación son regulados por la Ley Federal de Radio Televisión, cuyo cumplimiento es vigilado por la Secretaría de Gobernación.
Por supuesto que el estudiar la relación de los medios de comunicación con los partidos políticos, supone considerar la importancia de los recursos que los partidos políticos destinan a pagar espacios en los medios de comunicación, así como el origen de esos recursos. A explorar esta relación dedicamos el capítulo tres, en el que analizamos la importancia del financiamiento público en el sistema electoral mexicano, así como las reglas para su determinación y desde luego los límites para su ejercicio.
En ese capítulo se discute la afirmación que sostiene que los partidos políticos dedican la mayor parte del financiamiento público que reciben a pagar espacios en los medios de comunicación. El análisis de la información oficial proporcionada por los partidos políticos, que toma como referencia exclusivamente el dato del financiamiento público, da cuenta de que, con esa información para los procesos electorales analizados en esta investigación, esta afirmación no se sostiene. Valoramos cuidadosamente la validez de este resultado y exponemos las consideraciones que podrían explicarlo.
En los capítulos cuatro y cinco analizamos los gastos de los partidos políticos en la televisión durante los procesos electorales de 2000 y 2003. El análisis y los datos que se presentan en ambos capítulos, se concentra en la relación de dos grupos de actores: partidos políticos y televisoras, que interactúan durante los procesos electorales estableciendo una relación de mercado distorsionada. Esta distorsión se explica básicamente por dos razones: ambos reciben la concesión y son protegidos por el Estado (en una relación que genera estructuras oligopólicas) y porque los medios no fijan sus precios únicamente basados en condiciones de mercado, sino también en base a sus preferencias políticas, así como en cálculos de éxito, premiando a los que tienen mayores posibilidades de ganar y limitando aún más las posibilidades de quienes tienen pocas oportunidades.
La interacción de estos dos actores se da en un mercado notoriamente imperfecto que, pese a ello, determina las preferencias electorales. Se entiende que a una mayor presencia en los medios corresponde una mayor proporción de votos, sin que necesariamente la variable determinante de esa mayor presencia sea el gasto de los partidos en medios de comunicación y, en cambio, tenga una gran influencia la preferencia partidista de los medios de comunicación.
El examen de la información se orientó a partir de ciertos criterios metodológicos. Con el objetivo de profundizar en la investigación sobre los gastos de los partidos políticos en televisión, se realizó una muestra con información para los anuncios transmitidos en los canales de televisión de mayor audiencia en todo el país: canales 2, 5 y 9 de Televisa y 7 y 13 de Televisión Azteca. Esta información fue originalmente solicitada al Instituto Federal Electoral quien argumentó impedimentos técnicos para rechazar la petición. A través de la oficina de Transparencia y Acceso a la Información Pública se solicitó, de nueva cuenta, al Instituto Federal Electoral las facturas que comprueban los gastos de campaña de los partidos políticos para los procesos electorales de 2000 y 2003, la que fue entregada dentro de los plazos que establece la ley. Esta muestra se basó en la documentación en poder de la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos del Instituto Federal Electoral.
Se solicitaron las facturas con el detalle de los tiempos y costos que los partidos políticos gastaron en cada uno de los medios de comunicación seleccionados en la muestra. Con estos documentos se realizó una base de datos que incluye la información de todos los documentos en poder de la Dirección Ejecutiva de Asociaciones Políticas del Instituto Federal Electora! que corresponden a los canales seleccionados para !a muestra. Los datos agregados que se detallan en este capítulo toman en cuenta toda la evidencia documental conservada en los archivos del IFE.
Para la elaboración de la base de datos se tomaron en cuenta todos los documentos proporcionados por la Dirección Ejecutiva de Asociaciones Políticas. Sin embargo, esta documentación debe ser considerada una muestra porque el reglamento de lincamientos, formatos, instructivos, catálogos de cuentas y guía contabilizadora aplicables a los partidos políticos en el registro de sus ingresos y egresos y en la presentación de sus informes, establece como obligación de la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos la revisión de ¡a documentación presentada por los partidos misma que se devuelve en el caso en que los auditores no detecten anomalías. Únicamente en los casos en que se registran inconsistencias, la información se amplia. De modo que si bien esta investigación retoma toda la información disponible en poder de la Dirección Ejecutiva, al mismo tiempo ese universo de información corresponde a los casos en los que esta instancia detectó anomalías o inconsistencias en la información presentada por los partidos políticos.
Resultó imposible acceder al total de la información porque una vez revisada la documentación es regresada a los órganos de dirección de los partidos políticos, mismos que a pesar de su calidad de entidades de interés público no son sujetos obligados por la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Por esta razón decidimos tomarla como una muestra suficientemente representativa de las relaciones que establecen los partidos políticos con los medios de comunicación.
Con las facturas proporcionadas por la Dirección Ejecutiva se diseñó una base de datos, que para la elección del año 2000 contiene 9838 registros y para la elección del 2003 esta integrada por 10800. En (as bases se tomaron en cuenta los siguientes datos: televisora, programa, tipo de promocional, fecha de promocional, horarios de transmisión, duración en segundos e importe. La cantidad de casos contemplados en la base de datos para cada una de las dos elecciones hacían imposible establecer comparativos, en función de esto se decidió construir variables que permitieran hacer manejable el volumen de información y que, al mismo tiempo, permitieran establecer comparativos interesantes.
Por las características de organización financiera y en consecuencia, de facturación de cada una de las televisoras y sobre todo por el impacto que tiene en el costo de los tiempos se definieron cuatro rubros: Televisa, Televisa local, Televisión Azteca y Televisión Azteca local.
Comamos con la información relativa a los programas en los que fueron transmitidos los anuncios pagados de los partidos políticos que por la diversidad de la información se hizo necesario agruparla en ocho categorías: a) Programas deportivos en los que incluimos partidos de fútbol, carreras de autos, luchas, golf, básquetbol y programas de análisis deportivo, como los Protagonistas, la Jugada y DeporTV. b) Telenovelas: que son transmitidos por las dos televisoras en su barra de programación vespertina y nocturna, c) Programas de entretenimiento: en los que se consideraron programas como Tempranito, Acapulco festival. Cada mañana. Con sello de mujer, Con un nudo en la garganta, Cuenta conmigo, Desafío de estrellas, El ojo del huracán, Familia peluche, Gran musical, Hijas de la madre tierra, Hoy, Insomnia, La oreja, Laura de América, Otro rollo, Sexos en guerra, Tempranito, Ventaneando y Vida salvaje, d) Programas cómicos: Ay caramba, El chavo del ocho, El gran carnal, La hora pico, La oreja, La parodia, La polilla, Puro loco, Toma libre y Xhderbez. e) Noticias: se incluyen desde los programas matutinos hasta el estelar nocturno, f) Películas: incluimos todos los anuncios transmitidos durante la transmisión de películas tanto nacionales como extranjeras, g) Series: que incluyen los siguientes programas: Bette, El clon, Futurama, Hechiceras, La niñera, Los Simpsons, Mr. Bean y Un ángel adolescente. Por último, se incluyo una categoría h) Reality Show, que considera los siguientes programas: Big Brother, El conquistador del fin del mundo, Taxi libre, Reality Azteca, La academia y Fear Fact.
Respecto al tipo de promocional establecimos tres categorías: spots, cintillos y súper. Al momento de procesar la información relativa a las fechas nos encontramos con un gran número de datos dispersos que, sin embargo, indicaban claramente dos momentos: el periodo enero-mayo, que denominamos como el del proceso electoral y el periodo junio-julio, que denominamos como el cierre de campaña Como podrá observarse en la descripción de la información, es en la última etapa cuando se intensifica el uso de los medios de comunicación.
Respecto a los horarios de transmisión de la propaganda de los partidos políticos, la dispersión de los datos era absoluta. Pero por la propia dinámica de los medios de comunicación, fue posible establecer tres horarios de transmisión directamente vinculados a los costos de tiempo aire y a las audiencias de cada uno de los programas: las categorías de A, AA y AAA representan intervalos de horas durante el día en los que la cantidad de audiencia varía. Los horarios específicos de transmisión a que se refiere cada categoría son los siguientes: í) A de 6 a 13 hrs, 2) AA de 13 a 19 hrs, y 3) AAA de 19 a 24 hrs. El horario de 12:01 a 5:59 es un horario de muy baja audiencia, que no responde a ninguna clasificación.
Considerando que los precios de la Televisión dependen de los tiempos y horarios de transmisión, para establecer comparaciones se establecieron categorías a partir de la duración estándar de los mensajes, es decir: 5. 7, 10, 20, 30 segundos. En la variable de financiamiento que resultaba la más importante, la dispersión de la información hacia prácticamente imposible la comparación, lo que hizo necesaria su redefinición en rangos que, sin embargo, no pudieron ser los mismo para las dos elecciones. El aumento de los precios que se registraron entre la elección del 2000 y 2003 nos obligó a definir estadísticamente rangos distintos para cada una de las elecciones. Para la elección del año 2000 se establecieron los siguientes rangos:
Con la información registrada en la base de datos se construyeron las tablas que se -presentan en los capítulos cuatro y cinco, en las que se exponen tanto los datos agregados del gasto de los partidos políticos en el proceso electoral correspondiente, como a que programas y en que horarios se destinó el gastó en cada uno de ellos. La evidencia presentada en estos capítulos permite discutir la afirmación que sostiene que a un mayor gasto en medios de comunicación corresponden más votos, así como el planteo de que la información que los partidos políticos difunden a través de la televisión más eficiente !a representación. Aportamos un dato relevante: el costo que los partidos políticos pagaron en los medios de comunicación.
Este trabajo se inserta en la discusión sobre la importancia de los medios de comunicación para los resultados electorales federales del periodo 2000-2003 en México. La investigación rebate la afirmación de que la votación obtenida por los partidos políticos depende esencialmente del gasto que realizan en los medios de comunicación. Proponemos una explicación, en cambio, en la que tienen una gran influencia las preferencias partidistas de los medios de comunicación, las que determinan tanto los precios a los que les venden los espacios a los partidos políticos, así como el tiempo que dedican a cada uno de ellos y el sesgo con el se transmiten en sus programas de noticias.
El análisis se concentra en la relación de dos actores: partidos políticos y medios electrónicos, concretamente la televisión, que ocurre durante los procesos electorales. Con este trabajo buscamos contribuir al conocimiento de la relación que durante los procesos electorales establecen los medios de comunicación con los partidos políticos, sosteniendo que las condiciones de equidad en la competencia electoral no solamente están determinadas por el financiamiento público que reciben los partidos políticos, ni por los topes para gastos de campaña que establece el consejo general del IFE.
- Introducción
- Capítulo 1. Los medios de comunicación en las democracias contemporáneas
- Capítulo 2. Diseño institucional de los partidos políticos y los medios de comunicación durante los procesos electorales
- Capítulo 3 Origen y monto de los recursos que los partidos políticos gastan en los procesos electorales
- Capítulo 4 El gasto de los partidos políticos en televisión durante las elecciones del 2000.
- Capítulo 5 El gasto de los partidos políticos en televisión durante las elecciones del 2003.
- Conclusiones
- Bibliografía
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